viernes, 12 de julio de 2019

HABLANDO DE "SOBREPROTECCIÓN"

A menudo, se habla de las “madres sobre protectoras” pero, en realidad, la sobre protección suele ejercerse por cualquier miembro de la familia, pasando por los padres y/o por los abuelos. Debes saber que es uno de los mayores errores que podemos cometer en la educación de nuestros hijos puesto que, lejos de ayudarles, lo que estaremos haciendo es poner “barreras” a su crecimiento personal y emocional.
Los niños necesitan oportunidades de aprendizaje. Puede que te parezca algo exagerado, pero todos debemos caernos alguna vez para saber cómo levantarnos, si no permitimos que cometan sus propios errores, o que se sientan autónomos dentro de sus posibilidades, llegará un día en que sientan demasiado miedo del mundo para atreverse a transitar por él con valentía y madurez.

Los riesgos de la sobre protección en la educación de los niños

Seguro que conoces más de un caso con estas características. Madres y/o padres que están siempre pendientes de cada movimiento de sus hijos, que evitan que salgan fuera a jugar, que lo hacen todo por ellos, que satisfacen cada uno de sus deseos y caprichos.
Obviamente, como padres, no queremos que los niños sufran ningún daño ni corran ningún riesgo. Proteger, dentro de límites razonables, es parte de la crianza, es un modo de crear unos vínculos que siempre mantendremos con nuestros hijos. Ahora bien, todo tiene unos límites. Pasemos ahora a analizarlos.

Padres sirvientes de sus hijos

Hoy en día es muy frecuente ver en los supermercados, parques o restaurantes, familias donde los niños parecen tener las riendas sueltas. Se les satisface cada deseo, cada demanda es cumplida para mantener al niño contento y bien atendido, creyendo que, así, hacen felices a sus hijos.
Es un error, pues estaremos educando en realidad a personas totalmente inmaduras, incapaces de tener responsabilidad de sus actos. Es decir, lo que conseguimos en realidad es darles a nuestros hijos una visión equivocada de la vida.
Nuestra sociedad tiene límites y tiene normas, las personas debemos esforzarnos por alcanzar nuestras metas y, si los niños no entienden esto desde el principio, se sentirán frustrados cuando descubran la verdad.
Los niños necesitan tener responsabilidades desde muy pequeños. Ponles normas, establece pautas para hacerles comprender que en casa, como en la sociedad en la que vivirán el día de mañana, necesitan ser responsables con sus propias cosas.

Padres que siempre temen que le pase algo malo a sus hijos

Todo tiene un límite. Como padres, cuidamos de que los niños no sufran riesgo alguno. Es algo vital y necesario. No obstante, no hay que llegar a la exageración de querer controlar cada paso de nuestros hijos o de evitar, por ejemplo, que salgan de casa.
Ofrecerles oportunidades y algo de autonomía es algo esencial para el desarrollo emocional de los niños. Llegará una edad en que ya sea hora de que vayan y vuelvan solos del colegio, y que así se sientan orgullosos de sí mismos. Cuando sean adolescentes, van a querer traspasar muchos límites, y este será el momento en que tengas que aprender a negociar con ellos. Si son responsables con sus estudios y su comportamiento, permíteles que tomen sus propias decisiones por sí mismos… Son pequeñas cosas con las que ellos aprenden a moverse en la vida y, seguramente, cometerán sus errores, pero eso es bueno. Tú estarás ahí para apoyarles, para sugerirles… Si de verdad actúas así con tus hijos, te verán como a alguien en quien pueden confiar. Si solo pones muros, huirán de ti y se sentirán inseguros.

Padres que hacen que sus hijos se sientan inseguros de si mismos

Si nos limitamos a ejercer día tras día ese tipo de sobre protección, llegará un día en que los niños desarrollen miedo social. Se sentirán como personas inseguras que no saben cómo moverse por el mundo, y además pensarán que éste es una amenaza.
Educar en sobre protección es educar en inseguridad, es limitar el desarrollo emocional de unos niños que, el día de mañana, serán adultos inmaduros.
Los niños necesitan esas heridas en las rodillas tras un partido de fútbol, o al caerse de un columpio. En ocasiones, esa pelea con otros niños en el parque les permite aprender muchas cosas sobre la personalidad de sus semejantes. Son pequeñas oportunidades de aprendizaje con las cuales ir madurando. Y tú, como madre o padre, estarás siempre junto a ellos, aconsejándolos, apoyándolos, pero NUNCA cortándole las alas.