Puede que sea obvio: las personas solicitan créditos porque necesitan plata que no tienen. Pero el verdadero problema es, ¿por qué no la tienen y para qué la necesitan?
Aquí le presentamos un top de las causas más comunes y menos convenientes que llevan a las personas a endeudarse:
1. Gasta más de lo que gana
Sí, es la más común. Las personas tienen grandes fallas en sus presupuestos y estilos de vida, lo que hace que nunca tengan dinero y siempre tengan que recurrir a tarjetas de crédito o préstamos de libre inversión para poder sobrellevar gastos comunes como alimentación, transporte o pago de servicios. Esto se genera, simplemente, porque la persona siente que puede llevar un estilo de vida de alto consumo: compra marcas lujosas, vive en sitios que no puede sostener o se da ‘gustos’ que sabe que no puede darse.
El verdadero problema con esto es que se convierte en un ciclo casi imparable: una vez empieza a ‘creerse más de lo que es’ querrá seguir manteniendo esa vida y el recortar gastos o pensar en una segunda fuente de ingresos no es algo que pase por la cabeza de esta persona.
La solución es básica y sencilla: no aparente, incluso, con usted mismo. Si sabe que tiene un ingreso que no es suficiente, busque recortar aquellas cosas que hacen que todo sea más caro de lo que puede pagar o considere seriamente en obtener un segundo trabajo y sacrifique su tiempo y vida personal, por mantener ese estilo de vida.
2. Las cuentas médicas
A cualquiera le puede pasar y esta razón es un poco más ‘pasable’ que la primera que mencionamos. Los costos médicos son altísimos y cuando se llega a presentar una enfermedad, o una situación un poco más grave que involucre hospitalización o medicamentos costosos, el bolsillo de la familia será el primero en sufrir, sea porque la situación sea suya o de algún ser querido.
No obstante, hay que ser inteligente a la hora de endeudarse por este motivo: tome créditos que pueda manejar, en plazos adecuados y que sean acordes con sus ingresos.
La solución: busque protegerse con programas de salud adecuados. A veces las personas no quieren hacer una inversión mes a mes porque consideran que tienen muy buena salud, pero ante un accidente o una enfermedad grave el total de la inversión mes a mes será la tercera parte de lo que usted terminaría pagando en un hospital, por no tener un seguro.
3. Impuestos
Tanto como ciudadanos, como empresas, siempre habrá una responsabilidad con el Estado. Y lo que pasa es que, cuando no se está acostumbrado a hacer los aportes (como un aumento de salario o la adquisición de un vehículo) el golpe puede ser mayor. El problema con esto es la falta de planificación y de información al respecto: usted siempre tiene que ser consciente de aquellos gastos extra que le pueden llegar a implicar las cosas en las que invierte, que compra o que gana que, aunque le generen felicidad o satisfacción, siempre pueden llegar a tener un costo.
La solución: infórmese y a tiempo. No sirve de nada que usted compre un carro en septiembre y al siguiente año, en febrero, se entere que tenía que pagar impuestos, porque seguramente es algo que no habrá presupuestado y, por lo tanto, le tocará endeudarse.
4. Empleo informal
Muchas personas tienden a pensar que esta situación es algo temporal y continuarán buscando la forma de formalizarse. Pero el tema es que esto puede tener un efecto en su vida, sobre todo si tiene que endeudarse a fin de mes. Muchas veces este tipo de trabajos no ofrecen condiciones seguras de ingreso, a pesar de que usted le dedique tiempo y esfuerzo. Entonces tenga presente que usted no puede contar con dinero que aún no tiene en su bolsillo.
La solución: siempre que inicie un trabajo de este tipo debe asegurarse de las condiciones y ser consciente de la posibilidad de que no le paguen o que no sea el monto esperado. Así, lo importante es que calcule sus gastos, considere sus ahorros y quizá piense en buscar un segundo empleo.
5. Costos funerarios
Nadie planea cuándo ni cómo morir. Y cuando no se está preparado para ello, la deuda que puede llegar a adquirir es bastante grande porque nunca pensó que fuera a necesitar de tanto dinero para cubrir un evento de esa magnitud, que puede sobrepasar los $5 millones.
La solución: asegúrese desde ya.
6. Deudas heredadas
Muchas personas tienen la falsa creencia que una vez sus familiares fallecen, sus deudas lo hacen con ellos. El tema es que esto no sucede con todas las deudas y puede que algunas de ellas sean heredadas por las personas que quedan en el testamento. Eso sí, muchas de ellas pueden cobrarse con la misma herencia que deja la persona, pero cuando el heredero quiere mantener esa propiedad que puede estar con la deuda, tendrá que sacar de su propio bolsillo o buscar la forma de llegar a un acuerdo con la entidad financiera para lograrlo.
Pero esto también puede ser el caso, no necesariamente de una herencia, sino de un préstamo. Si usted sirvió como fiador o codeudor de alguien que no pudo pagar su deuda, quizás le toque sacar de sus ahorros o tomar préstamos con el fin de evitar que su nombre sea reportado a las centrales de riesgo.
La solución: tenga precaución con este tipo de situaciones.
7. El divorcio
Casi como una boda, el divorcio puede llegar a tener unos costos altísimos para los que una persona nunca puede estar preparada. Implica gastos notariales, de abogados y pues la pérdida de ciertos activos o la división misma del patrimonio. Además, hay que tener en cuenta también las deudas conjuntas y el mismo hecho de que, de ahora en adelante, los gastos diarios ya no irán más divididos en dos, lo que implica una reforma total de su estilo de vida y de su presupuesto.
La solución: siempre es bueno contar con un ahorro adicional, al estilo de un ‘fondo de emergencia’ y dejar claras las condiciones económicas, con su pareja, desde el mismo momento del matrimonio.
8. No sabe sobre el dinero
Ya sea porque en su familia nunca le inculcó hábitos de ahorro o inversión o simplemente porque nunca tuvo la necesidad de tener que hacer una correcta administración de su dinero, puede que no comprenda cómo funciona la economía y, directamente, el dinero. Es algo que no siempre se aprende en el colegio, pero una vez usted es adulto tiene que asumir la responsabilidad y desarrollar ese interés en saber cómo funcionan las cosas.
Esto también tiene que ver con habilidades de comunicación, con el hecho de poder hablar con su familia o su pareja sobre dinero sin tener que temer al respecto.
La solución: capacítese, interésese en esto, pregunte y pida consejo.
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