1. No tener registro de nuestros gastos
Hay una máxima que dice, “lo que se mide, mejora…” y esto es particularmente cierto respecto a nuestros gastos. Si no tenemos idea en qué se va nuestro dinero, difícilmente podremos gestionarlo de modo adecuado. Por el contrario, si llevamos un control de nuestros gastos, nos damos cuenta en qué se va nuestro dinero, y al tomar consciencia, podemos tomar decisiones al respecto. Podemos planificar nuestro futuro financiero, ponernos metas y cumplirlas.
Además se trata de una cuestión de respeto. El dinero es un recurso valioso, como otros que tenemos que gestionar y no ser capaces de gestionarlo adecuadamente, no tener claro en qué se va nuestro dinero es en cierto modo una falta de respeto hacia nosotros mismos y al esfuerzo que fue necesario para conseguirlo.
Se pueden usar aplicaciones para el celular o simplemente anotar en una libreta, el hecho es acostumbrarnos a llevar registro y analizar mes a mes en qué categorías estamos gastando.
2. Hacer mal uso de las tarjetas o el endeudamiento
Hay sólo dos maneras en que una persona puede gastar más de lo que gana; 1) echando mano a los ahorros o las reservas, es decir, des-ahorrando y 2) endeudándose. Lo que es importante notar es que ninguna de estas dos estrategias es sostenible en el tiempo, es decir, que tarde o temprano, los ahorros se acabarán o nadie nos prestará más dinero porque no podríamos devolverlo. La deuda no es mala en sí misma, pero puede transformarse en un arma de doble filo si no la entendemos y “respetamos”.
Por ejemplo, al abusar de las compras en cuotas de nuestras tarjetas, podemos caer en la trampa de amontonar tantas cuotas que finalmente no seamos capaces de cancelar el total del saldo de la tarjeta a fin de mes. Llegados a este punto, se acabaron las “cuotas sin intereses” ya que la porción del saldo que no pudimos pagar, es refinanciada para el mes siguiente a tasas de interés muy altas.
Clave: uso consciente y controlado del endeudamiento
3. No Ahorrar
Gastar todo lo generado, viviendo al día de sueldo en sueldo sin la posibilidad de generar excedentes tiene un impacto profundo y adverso en nuestro bienestar financiero de mediano y largo plazo.
Esto nos mantiene en un espiral de consumo del que resulta muy difícil salir. Por eso es que todos los libros de Finanzas Personales hablan de la necesidad de ahorrar, es decir, el hecho de separar una parte de los ingresos que generamos y no destinarlos al consumo. Es la máxima de las Finanzas que reza “pagarse a uno mismo primero”, es decir, separar por ejemplo un 10% de nuestros ingresos y recién con lo que queda (el 90% en este ejemplo), aplicarlo a nuestro nivel de consumo.
“Habitualmente, cuanto más dinero ganas, más dinero gastas. Es por eso que más dinero no te hará rico. Son los activos(*) los que te harán rico.” – Robert Kiyosaki
Esto nos permite escaparnos del círculo vicioso de trabajar, cobrar un sueldo, gastarlo todo y repetir el ciclo una y otra vez sin poder escapar de “la carrera de la rata”, como comúnmente se le llama a este comportamiento. Puedes profundizar este tema en este artículo sobre cómo convertirse en un Inversor y dejar de ser sólo un consumidor.
Clave: Tener objetivos claros nos permite gestionar mejor nuestros patrones de consumo
4. No arriesgarse
Por otro lado, una vez que logramos generar excedentes mediante el ahorro, es necesario hacer trabajar ese dinero, invertirlo para generar más dinero. Aprender a tomar riesgos inteligentes y controlados es el camino.
Muchas veces no nos animamos a invertir porque no conocemos las alternativas de inversión disponibles y esto hace que sea más fácil no hacer nada para evitar el riesgo de perder. El tema es que si seguimos repitiendo este comportamiento nuestras probabilidades de progresar se ven reducidas significativamente.
“El fracaso es un requisito para el éxito. Si quieres triunfar rápido, duplica tu proporción de fracasos.” – Brian Tracy
Afortunadamente, hoy tenemos a la mano innumerables recursos para capacitarnos. Sólo necesitamos la voluntad de hacerlo.
Clave: investigar las alternativas de inversión disponibles, empezar de a poco y tomar riesgos inteligentes
5. Tener una única fuente de ingreso
Este “pecado capital” de las Finanzas es muy sutil, y pasa casi inadvertido ya que las estadísticas muestran que más de la mitad de la población gana su dinero en un empleo en relación de dependencia exclusivamente. Este comportamiento puede poner en jaque nuestro bienestar financiero si esa única fuente de ingresos se corta por algún motivo. El problema se agrava cuando el empleado no tiene otros ingresos adicionales al de su trabajo. Cuántas veces nos topamos con historias de personas que luego de dedicar una vida a una empresa son desvinculadas porque se necesitaba un ajuste, o porque “se cumplió un ciclo” y alguien más joven reemplazó su posición o por cualquier otro capricho de la economía o el estado de resultados de la empresa en que solía trabajar.
Clave: generar fuentes alternativas de ingreso
6. Mantener creencias negativas respecto al dinero
Nuestras acciones y motivación se desprenden de nuestro sistema de creencias, por ello es clave mantener una mente abierta y enfocada en las posibilidades.
Si mantenemos creencias del tipo: “yo no sirvo para eso”, “los números nunca fueron lo mío”, “yo nunca voy a ser rico”, “no tengo idea en qué invertir”, “la bolsa es una timba”, o similares, esto nos lleva a quedar “impotentes” y cerrados al aprendizaje. Nos sentenciamos a permanecer en un estado financiero precario y orbitando alrededor del miedo a no tener lo suficiente, a sufrir alguna crisis, a perder lo conseguido, y tantas otras limitantes que podemos crearnos.
La manera de pasar de esta mentalidad de escasez a una mentalidad de abundancia es justamente reemplazando todas esas creencias por otras que sean posibilitadoras y nos alienten a desafiarnos y aprender. Estamos hablando de adoptar creencias del tipo: “puede ser que hoy no lo sepa, pero puedo aprenderlo”, “si otros lo hicieron, yo también puedo”, etc.
Clave: mantenernos abiertos al aprendizaje constante y desafiarnos
7. Malgastar tu recurso más valioso: tu tiempo
Entonces, dado que el dinero es una fuerza vital, al igual que nuestro tiempo, hacer un uso inadecuado del tiempo, suele estar emparentado con hacer usos inadecuados del dinero. Existe una cierta correlación. Sin embargo, no siempre podemos llegar a decir que quien ha aprendido a manejar su dinero de modo efectivo, esté haciendo lo mismo con su tiempo, es el caso de tantas personas “ricas” en dinero y “pobres” en tiempo. Que disponen de riquezas materiales y un estándar de consumo elevado, que muchas veces lograron sacrificando su valioso tiempo.
No confundir capacidad de consumo con calidad de vida.
Clave: priorizar nuestro tiempo de modo efectivo