1.Comprar cosas que no necesitamos.
Es curioso ver cuántas cosas en el momento de compra las consideramos importantes, útiles y hasta indispensables. Artículos que compramos con un alto sentido de urgencia al poco tiempo ni siquiera recordamos que las compramos, mucho menos usarlos.
2.No escuchamos consejo.
Es cierto que no podemos ni debemos seguir todos los consejos que recibimos, pero ello no implica que no debamos detenernos a escucharlos. Aprender a escuchar, meditar y seguir los consejos de expertos nos ahorrarán muchos problemas, principalmente en compras mayores o especializadas.
3.Evitar los acuerdos por escrito.
Muchas veces creemos que la palabra es suficiente, noble aseveración pero poco práctica en la realidad. Tener todo por escrito nos sirve como referencia de lo acordado y como un respaldo a nuestra familia en caso llegáramos a faltar. Poner nuestros intereses por escrito evitará inconvenientes de alto costo financiero.
4.Comprar lo primero que vemos.
Comprar compulsivamente se debe principalmente a dejamos llevar por las emociones. La forma más eficaz para vencer este error, es la investigación y postergación de compra. No compremos sin haber comparado productos similares, tomaremos mejores decisiones y ahorraremos dinero. Adicional, debemos procurar comprar al menos un día después y cuanto mayor sea el monto también mayor el tiempo y análisis de la misma.
5. Equivocar las prioridades.
Nunca compremos algo si comprometemos pagos básicos. Es decir, no comprar ese artículo electrónico que nos encanta, si con ello incumplimos el pago de los estudios de los hijos, alimento del hogar o el pago puntual de la tarjeta de crédito. No debemos anteponer lo superficial por lo fundamental. Los gustos son buenos cuando se realizan después de haber cubierto las necesidades primordiales de la familia.
6. Acumular y acumular.
Tengamos más estima a la colección de recuerdos que de cosas, a quitar de nuestras vidas el “exceso de equipaje”. Si hay un juego de platos que nos regalaron para la boda hace varios años, es momento de: usarlo, regalarlo o venderlo. No tengamos cosas sólo por tenerlas, o “porque algún día me van a servir”. Cuando vivimos de forma más sencilla disfrutamos más y gastamos menos, se que es difícil hacerlo, pero es una verdad muy benéfica.
7. Inactividad.
Todos queremos estar mejor financieramente, pero nada acontecerá si no estamos en movimiento. Nada sucederá de la nada. Tomemos acciones para mejorar nuestra situación financiera, emprender un nuevo negocio, invertir recursos, mejorar destrezas, todo aquello que nos mueve un paso a estar mejor económicamente. Una casa, un auto y todo lo que existe, si no se utiliza comienza a deteriorarse al igual que nuestras finanzas.
8. No ahorrar.
Todos sabemos que el ahorrar es importante y beneficioso, pero de alguna forma siempre encontramos una razón para posponerlo. No importa la situación financiera que atravesemos, siempre debemos incluir una cantidad de ahorro, no enfocarnos tanto en la cantidad sino en el hábito de realizarlo.
9. Ser fiador.
Se dice que solo se debe ser fiador de una persona por la cual estemos dispuestos a pagar la deuda con gusto. A través de los años, me he dado cuenta que es un buen decir, pero poco realista a la hora que acontece. Si piensa de esa forma, mejor regálelo anticipadamente y evítese la molestia. Incluso la Biblia es muy enfática al recomendar el no ser fiadores de nadie.
10. No tener seguros.
Usualmente los consideramos un gasto, pero creo firmemente que son un protector de sus principales activos y también de sus ahorros. Si sólo ahorra pero no tiene un seguro, al tener una enfermedad o un accidente perderá todo lo ahorrado e incluso estará con deudas adquiridas.
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